Palabras sobre el liderazgo femenino
Desde que tengo libertad profesional, el 8 de Marzo siempre ha sido un día de reflexión. Un momento en el que me permito abrir puertas ya cerradas y revisar emociones ya enterradas. Aunque me gustaría, nunca puedo caminar de forma superficial por este día.
Con 37 años he tenido que aprender a moverme en un mundo especialmente hostil para personas como yo. Mujer, de apariencia dulce, con carácter y sin ningún mecenas. Suena poco relevante, pero a mi me ha marcado la vida. Personas como yo incendian a ciertos perfiles masculinos generando reacciones tan aleatorias como desagradables.
Me ha costado media vida entender que en ocasiones molesta que tengamos voz y más si se sitúa al mismo nivel. Importante decir que son excepciones y que los hombres de mi vida son seres excepcionales, pero el mundo de los negocios sigue siendo masculino.

Hace dos años fui madre de una niña. Estaba convencida de que sería un niño y recuerdo muy bien lo que sentí cuando me dijeron lo contrario. Muchísimo MIEDO. Desde ese instante no dejo de buscar la mejor forma de prepararla para el mundo que tenemos. Educarla para querer, para ver la belleza de la vida pero también para protegerse de situaciones que no entenderá.
Reconocernos es elevarnos
En alblanc hace ya muchos 8M que defendemos el “reconocernos es elevarnos”. Supongo que somos tan exigentes con nuestro género porque el mundo lo es con nosotras mismas. Querernos desde el amor absoluto a la feminidad y a toda su dimensión. Esta es y será nuestra salvación, nuestro refugio. Querernos no es un fin sino una dimensión social.
Esta semana es la excusa para reconocer de forma explícita la labor de cada una de las mujeres que integran nuestra vida. Nosotras nunca nos decimos lo bien que lo estamos haciendo.
Gracias por leernos,
Noemí de alblanc.