El capricho de Gaudí
El Capricho fue encargado e ideado para Máximo Díaz de Quijano, cuñado del Marqués de Comillas y proyectado por Gaudí en la localidad cántabra de Comillas. El Capricho de Gaudí (1883-1885) es junto a la Casa Vicens de Barcelona y los Pabellones de la Finca Güell, el trío de obras manifiesto del arquitecto.
El Capricho de Gaudí es una obra a la luminosidad
Casa como organismo vivo
Gaudí concebía la casa unifamiliar como un organismo vivo en el que las actividades diarias debían seguir el recorrido del sol, como un girasol. En el capricho, Gaudí utilizó la metáfora de los girasoles para decorar toda la obra, ya que el sol iluminaba las estancias que Máximo iba a utilizar en cada una de las horas del día.
Por eso, los espacios donde se concentran las actividades domésticas durante la mañana y el mediodía (despacho y sala de familia) se orientan al sur, y los ocupados por la tarde (comedor de invierno salo de visitas) a poniente; dejando la fachada norte como zona fresca (comedor de verano) o para espacios auxiliares (cocina).
Mira al cielo y saluda el sol, como lo hace un girasol
El Capricho de Gaudí es, además, una obra concebida por y para la naturaleza. El aspecto arborescente de la torre indica el intencionado mimetismo natural del edificio, previsto para ser visualmente devorado por la vegetación, sobre todo la hiedra que subía por los muros. En general, el proyecto de Gaudí observa una estrecha relación arquitectura-naturaleza, evidente en la integración del edificio en la masa del bosque ordenado, la decoración vegetal, los perfiles redondeados, etc.
Se trata de una obra difícil de conocer documentalmente, pero que nos acerca, probablemente mejor que cualquier otra, a lo que fue el Gaudí joven, sonriente y optimista y al trabajo despreocupado de las arquitecturas del veraneo.